miércoles, 16 de abril de 2014

Lo que hacen los editores de libros

Muchos amigos y personas conocidas tienen esta inquietud, por eso me vi motivado a investigar y escribir sobre este tema.

La edición de libros es la industria relativa a la producción y difusión de todo tipo de libros (literarios, técnicos, enciclopédicos, de entretenimiento, cómics, informativos, etc.). La edición del libro no incluye la actividad de poner en circulación la información disponible al público en general, es decir, la distribución. En algunos casos, los autores pueden ser sus propios editores.
 En español tradicionalmente se confunde el término «edición de libros» con la publicación misma de los libros y periódicos.
 En la cultura anglosajona sí existe una clara diferencia entre edición (edition) y publicación (publishing). Con el advenimiento de las computadoras digitales, la edición se ha extendido a nuevos escenarios como en el mundo de Internet, expandiéndose a versiones más modernas de la escritura tales como sitios web, blogs y similares.
También se denomina «edición» (del inglés edition: ‘corrección’) al acto mediante el cual se modifica una obra.

 La impresión posee dos acepciones o significados: la primera consiste en el proceso previo de publicación, y la segunda en el proceso por el cual se crean los originales mecánicos en la imprenta o tipografía, el cual consta de la composición o elaboración del texto en tipos móviles, de dos correcciones, las galeradas y las compaginadas, y del proceso físico de confección del libro.
 Una obra divulgada previamente en formato de libro puede volver a editarse si así se desea. Estrictamente hablando, si se vuelve a imprimir o divulgar esa obra sin cambios, se denomina reimpresión; si, por el contrario, sufre algún tipo de modificación sustancial, como ampliaciones, revisiones, correcciones, supresiones, añadidos u otra modificación cualquiera, se denomina nueva edición o re-edición, agregándo el número oportuno (primera, segunda, tercera edición). Si las diferencias son mínimas y no sustanciales, se denomina a estas diferencias de estado.

Pasos básicos para convertirse en Editor
Los editores son responsables de supervisar la calidad de las publicaciones, ya sea en forma impresa o en línea. Los editores leen los manuscritos para verificar su conformidad con el estilo de la editorial, para revisar la gramática y la exactitud de los hechos. Ellos pueden seleccionar las obras a publicarse, ayudan en el diseño de publicación y se ocupan de otras cuestiones relacionadas a la publicación. Si este tipo de trabajo te interesa, a continuación te presentaremos los pasos a seguir para convertirte en un editor.
Primero: Leer vorazmente. Para pulir destrezas, desarrollar un buen ojo para la buena gramática, puntuación, sintáxis y un sentido de cómo fluye un texto. Leer material de buena calidad nos ayudará a agudizar estas habilidades al máximo.
  • Leer los periódicos por sus estructuras. Los periódicos son excelentes para estructurar información de la más importante a la menos importante. Leer los periódicos para tener una idea de lo que es una introducción, o la idea principal de una historia, la cual aparece al principio de cada artículo.
  • Leer obras de ficción por la creatividad y empatía. Las obras de ficción tienden a examinar el rol de las relaciones humanas para dar significado y crear felicidad (o eliminarla). Además de sensibilizarte más a nivel social, podría incluso aumentar temporalmente tu nivel de empatía[1]. Estas habilidades son muy importantes para un editor experimentado.
  • Leer obras de no-ficción para ver el contexto histórico y tener un mejor análisis de la información. En las obras de no-ficción se exploran las historias de eventos y personas reales, las cuales a menudo son más insólitas que la ficción. Un buen editor utilizará las obras de no-ficción para colocar las historias en su contexto histórico y obtener información útil de ellas.
Segundo: Escribir todos los días. Es común pensar que, como editor, no estaremos escribiendo mucho. nada más erroneo. A pesar de que no siempre al editor se le reconozca como escritor por derecho propio, los editores pasan casi el mismo tiempo dando vueltas con muchas frases y moldeando el lenguaje para que se adapte a su voluntad. Escribamos algo todos los días, ya sean las memorias casuales de un diario o el análisis formal de un ensayo y no dejemos de hacerlo. No busquemos excusas de por qué no escribimos; busquemos excusas de por qué escribimos tanto. 
Tercero: Estudiar vocabulario (aunque creyendo que nunca lo usaremos). El vocabulario es parte esencial para aprender a ser bien leído y tener pluma de escritor. Los editores que juegan constantemente con palabras nuevas y descubren significados nuevos en las palabras ven el mundo con matices distintos. Ser un pensador más diversificado es lo que nos distinguirá como editores.
  • Llevemos un diccionario donde quiera que vayamos. En el celular, el ipad, impreso, Etc. Quizá sea un diccionario de bolsillo. Sea lo que sea, úsémoslo. Cada vez que nos topamos con una palabra que no conocemos, la buscamos y la anotamos en una lista. Revisamos la lista periódicamente para aprender, no solamente para memorizar, el significado de las palabras.
  • Practiquemos el arte de la mot juste. La mot juste es una frase elegante en francés, acuñada por Flaubert, que traducida quiere decir “la palabra perfecta para la ocasión”. Saber mucho vocabulario, y verla en acción, nos ayuda a elegir la mot juste. Los mejores editores y escritores dan la impresión de tener las palabras perfectas bajo la manga con una facilidad prodigiosa.
Cuarto: Alimenta tu curiosidad natural. Los escritores, los lectores y los editores por igual (como editor, serás los tres por defecto) dan la impresión de tener una curiosidad innata por el mundo. Esta curiosidad los impulsa a aprender del mundo, a armar la información en obras interesantes y precisas, y las presentan a los demás con la esperanza de que también despierten su curiosidad.
  • Si se te presenta la oportunidad, exploremos el mundo. Los viajes son excelentes para aprender acerca de diversos lugares y culturas. Mostrémonos y conozcamos gente. Tengamos conversaciones interesantes haciendo preguntas específicas. Involucrémonos en situaciones incómodas. Sobre todo,  enamoremonos del aire libre y no olvidemos escribirlo todo.
Quinto: Perfeccionemos la manera de pensar. Para ser editor, necesitaremos tres cualidades mentales: creatividad, o la habilidad de pensar sobre la marcha; perseverancia, o la capacidad de pasar largas horas observando la misma oración; y juicio analítico, o la habilidad de tomar decisiones rápidas sobre el significado de un elemento en cuanto a su contexto y su veracidad.
  • Rodiémonos de personas más experimentadas que nosotros. El rodearnos de personas con menor capacidad intelectual que nosostros, en algún momento nos acabará la estimulación mental. Nos aburriremos o en el peor de los casos no ensoberbeceremos. Rodiarnos de personas más conocedoras que nosotros nos obligará a evaluar nuevamente y a analizar las ideas desde el comienzo. Hasta podríamos contagiarnos de un poco de pericia por ósmosis.
  • No temamos cometer errores. Los errores son nuestros amigos, siempre y cuando aprendamos de ellos. No temamos probar una oración que al final no esté bien. Hagamos aquel salto en la lógica que sabemos  era demasiado riesgoso. Luego volvamos a evaluarlo y revisamos en dónde nos equivocamos. Prometamos no cometer el mismo error dos veces. Literalmente, así es como mejoramos en lo que hacemos.

Ser editor es mucho más que corregir un libro.  Si tuviera que definir a un editor diría que es la persona que se encarga de toda la coordinación de un proyecto editorial (libro, revista, eBook…): desde su creación o traducción hasta su publicación (en papel o digital). Si en un libro hay erratas, errores de traducción, problemas con la impresión o ilustraciones erróneas, la culpa es del editor, máximo responsable del proyecto. Por eso, si un editor ha hecho bien su trabajo, no deberíamos ni acordarnos de él, porque el editor ha de ser invisible. Así de importante es su trabajo, aunque hoy en día muchos opinen que la figura del editor no debería existir. ¿Acaso deberían dejar de existir los directores de orquesta o de un colegio?.




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